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viernes, 14 de junio de 2013

Capítulo 32


Lali le había pedido que esperara apoyado en uno de los árboles que se encontraban tras la casa de los Esposito, en el jardín. Llevaba más de diez minutos en silencio, solo, ansioso por descubrir el primer deseo de Lali. Eran las cuatro de la tarde, y Peter no cesaba de mirar su reloj y advertir lo rápido que pasaba el tiempo.

Estaba concentrado en los perfectos movimientos de las agujas del reloj cuando de pronto algo voló a lo lejos, terminó chocando contra el tronco del árbol donde estaba apoyado y una lluvia suave pareció caer sobre su cabeza, mojándole el pelo. Acababan de atacarle lanzándole un globo de agua.

Peter se contuvo para no gritar. Lali apareció portando en la mano un cubo repleto de globos que se balanceaban de un lado a otro al compás de sus pasos. Aquello sí era una venganza, y una prueba en toda regla para Peter.

—¿Qué haces?

—¡Una guerra de agua!

—No, no puedes hacer eso. —Peter intentó esconderse tras un árbol—. Eso no es un deseo, es un plan maquiavélico y despiadado. Muy propio de ti, por cierto.

—Vamos, Peter, ¡no pasa nada, solo es agua! Me apetecía hacer algo divertido contigo.

—¿Intentas decirme que habitualmente soy aburrido? —preguntó él.

—No es eso. —Lali rió—. Solo quiero que te olvides de que te vas a mojar tu preciosa ropa y te vas a despeinar… y disfrutes el momento.

Aprovechó el silencio de Peter para lanzarle otro globo, aunque falló el tiro.

—Está bien. —Él suspiró y salió de su escondite a campo abierto—. Pero si esto es la guerra, que sea en igualdad de condiciones. Dame globos —exigió tendiéndole una mano.

Peter nunca había participado en una guerra de agua, pero tras superar el susto inicial, cuando los primeros globos chocaron contra él, admitió que realmente era una actividad divertida. Dejó de importarle el frío, el hecho de estar completamente empapado… y se dedicó a correr tras ella entre risas. Cuando gastaron todos los globos que Lali había llevado, ella se tumbó en el suelo y Peter la miró.

—Ha sido una buena idea lo de los globos de agua. —Le dirigió una mirada traviesa—. Se te transparenta la camiseta, y eso me gusta.

—¡Peter! —gritó Lali con fingida indignación; no obstante, dejó caer los brazos cruzados obre el pecho.

Él se tumbó a su lado, sobre el césped del jardín de la familia Esposito y lentamente le cogió de la mano, entrelazando sus dedos con los de Lali. Se quedaron en silencio, con la vista fija en un cielo azul completamente despejado.

—Últimamente he estado pensando y he llegado a una conclusión —dijo Peter.

—¿A qué te refieres?

—Tras analizar estos últimos días aquí me he dado cuenta de que no solo me gustas tú, sino que tu familia tampoco está tan mal. —Suspiró, como si pronunciar aquellas palabras fuese sumamente complicado—. Tus padres siempre están en casa, con vosotros, y Vico… Bueno, Vico es simplemente Vico.

—¿Acaso tus padres no están nunca en casa?

—No demasiado, tienen cosas que hacer a todas horas —meditó—; y además viajan mucho, puesto que son importantes, no como los tuyos —puntualizó, con lo que arruinaba todo lo anteriormente dicho.

—¡Mis padres también son importantes! Lo son para mí, que es lo que finalmente cuenta.

—Lo que tú digas.

Peter bufó y se giró hacia Lali, sonriente y dando por acabada la conversación. Le tocó la punta de la nariz con el dedo índice y después fue descendiendo, dibujando el perfil de su rostro hasta acariciar sus labios.

—¿No crees que es hora de cumplir mi siguiente deseo?

Lali asintió en silencio; ambos se levantaron y fueron a cambiarse de ropa, pues la que llevaban no solo estaba empapada, sino también sucia de tierra y hierba.

Peter tenía muy claro que debía acostumbrarse a ciertas actividades habituales de las que Lali disfrutaba, pero esperaba a cambio que ella también intentara valorar su modo de vida. Así pues, el siguiente deseo de Peter consistía en acudir al centro comercial y hacerle sombra a la película Pretty Woman con Lali de protagonista principal.

—Peter, de verdad, no necesito comprarme ropa.

—Te aseguro que lo que acabas de decir es una mentira como una catedral. —La miró de arriba abajo descaradamente—. ¡Algún día tendrás que venir a Londres y visitar mi hogar!

—¿Y…?

—Pues que no podrás ir vestida como una liberal cualquiera. —Suspiró—. No te estoy pidiendo que cambies tu forma de vestir, te pido que amplíes tu armario y no te cierres ante nuevos horizontes —matizó, haciendo un gran esfuerzo por contenerse y no gritarle de golpe que sencillamente cuando fuese a Londres debería seguir un protocolo y tirar todos los trapos que solía llevar.

A Lali le costó ceder, pero lo hizo. Al fin y al cabo, era el deseo de Peter y, si él había soportado acabar empapado de los pies a la cabeza tras la guerra de globos, ella soportaría probarse tres o cuatro vestidos.

La tienda que Peter eligió para llevar a cabo su plan no era cualquier tienda, más bien era como un pequeño palacio repleto de prendas sofisticadas y elegantes dependientas. Cuando entraron, él se dirigió hacia el mostrador para hablar con una de las encargadas y Lali aprovechó el momento para ver la etiqueta de un pañuelo naranja que podría haber comprado en un mercadillo cualquiera y descubrir que su precio rondaba los doscientos dólares; alarmada, soltó el pequeño trozo de tela temiendo haberlo ensuciado o haber causado algún desperfecto.

—¿Lali? —Peter dio una vuelta sobre sí mismo buscándola y cuando la encontró al otro lado de la tienda, tras una columna trenzada, se dirigió hacia ella—. Les he pedido que llamen a la jefa de la tienda y que la cierren al público durante una hora, así podrás comprar tranquila.

—¿Que has hecho qué?

—Soy Peter Lanzani —le recordó encogiéndose de hombros y mostrándole una sonrisa de orgullo.

Lali se sentía incómoda; le molestaba que Peter fuese a pagar todo aquello y todavía más que se tomasen tantas molestias por su presencia. Así que permaneció anclada en mitad del lugar mientras él y las dos dependientas iban seleccionando vestidos y otras prendas y colocándolos sobre los cómodos sofás donde habitualmente esperaban los acompañantes de los clientes.

—¿A qué esperas? —Peter dejó caer un montón de ropa en sus manos y la empujó hasta el probador más cercano.

Lali respiró hondo. Lo único bueno de todo aquello era que normalmente solía agobiarle el reducido espacio de los probadores, pero aquel era aproximadamente del tamaño de su comedor, así que no tendría problemas en ese aspecto.

Cogió un vestido de color rosa pálido e intentó averiguar cómo colocar la cantidad de tirantes que cruzaban la espalda del modelito. Poco a poco, consiguió enfundarse aquella prenda y, cuando lo hizo, se sorprendió ante la imagen que encontró en el enorme espejo. La chica de su reflejo no se parecía demasiado a ella, pero estaba guapa y sonreía.

—¿Te falta mucho? —preguntó Peter tras golpear la puerta del probador con los nudillos.

Lali no contestó y abrió como toda respuesta. Peter se quedó de piedra; estaba preciosa a pesar de que llevaba el pelo sin peinar, pero ese detalle le daba un toque natural y personal. Peter la cogió de la mano y le dio una vuelta. Las dependientas sonreían tras ellos, y Lali tuvo que contener la risa.

—¡Deja ya de mirarme! —explotó ella finalmente—. Voy a seguir probándome cosas —añadió guiñándole un ojo.

La tarde transcurrió entre suspiros de emoción por parte de Peter, aplausos de las dependientas de la tienda y carcajadas de Lali. Ella no iba a cambiar su forma de vestir, aunque le gustaron algunas prendas y decidió comprarlas; sentirse como una pequeña princesa durante una hora había sido divertido.

Cuando salieron de la tienda dieron un pequeño paseo por las calles del centro antes de irse a casa, cediendo ante la insistencia de Peter en no subir al autobús.

—¿Quieres que sea como una de esas señoritas?

—Claro que sí. —Peter sonrió tontamente.

—Vale. —Lali le dirigió una mirada malévola—. Entonces, ya sabes, te toca llevar las bolsas, es lo que siempre ocurre en las películas.

A Peter no le entusiasmó la idea de cargar con las compras de Lali, pero decidió no discutir y aprovechar el poco tiempo que les quedaba. Le tocaba a Lali elegir el siguiente deseo y debía prepararse para enfrentarse a lo desconocido.

Continuará...


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 Me derrito, como puede hacer tanta calor? por favor!!!


MAÑANA TERMINA!!! Cuentenme, que esperan para el final???? Quiero saberlo TODO

Besos y abrazos ♥
@getcrazywithlip

2 comentarios:

  1. coomooo que terminaa??noooo..aayy ya quiero saver lo que pasará entre Lali y Peter!!ya quiero..yyaayaaya!!:D

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  2. aay no qiero qe peter se valla y mas encima qeva apasar con lali he como resumo la historia qe me invente como final en un solo capitullo he

    creo que peter se va a qedar en la ciuda de lali o eso espero


    mmmmmmmmmmmmmassssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss

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